sábado, 12 de abril de 2008

El primer viaje a la montaña: mochila pesada y muchos kilómetros

Para la gran mayoría de los que se aventuran con una mochila al hombro, el sur es el destino preferido. Abunda la leyenda, los registros de otros viajeros y, por supuesto, la adrenalina de la aventura que es y será el principal motor de buena parte de los futuros viajes.
Como cualquier consejo que recibamos en esta instancia lo tomamos con actitud de total superación, no vamos a dar ningno aquí. Y hasta es una buena lección, porque se aprende con el cuerpo, que a veces vale la pena escuchar al que fue antes que nosotros.

A partir de las vivencias del primer viaje suelen generarse dos grandes grupos de personas: el primero lo conforman aquellos que juran nunca más abandonar la playa en enero, y el segundo grupo solo vuelve a la playa cuando está vacía. Este segundo grupo suele ser menor en número, bastante eterogéneo en su composición, pero muy emprendedor y decidido como caracacterística común y principal. Estimo que se debe a que la montaña es un desafío permanente y entonces el carácter (o la actitud) juega un papel central a la hora de disfutar esta actividad.

Así que cuando emprendan el primer viaje a la montaña, consideren al menos que existe una probabilidad de que a partir de lo vivido en esa aventura cambien no solo la forma en que vacacionarán los próximos años, sino también su estilo de vida (y con seguridad el de sus hijos, los tengan ahora o en algún momento).

Y tengan en cuenta también que es muy probable que en ese primer viaje su mochila sea muy pesada, no solo por los kilos adicionales de cosas innecesarias que todos llevamos la primera vez (y a veces la segunda y la tercera también), sino por el peso mismo del desafío autoimpuesto, que es el más pesado de todos. Por supuesto, el primer viaje es más extenso en kilómetros que en altura y recorreremos más lugares que en cualquier otro viaje. Y, si, será un viaje estupendo siempre.

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